Tras mis dos entradas sobre el gran circo de la F1 en Historias Palomiteras, creo conveniente hablar del último videojuego de F1 que compré: el de hace dos temporadas. El F1 2016 es como tantos otros videojuegos de carreras. como tantos otros videojuegos de la F1.
Una cosa que realmente detesto de estos videojuegos de carreras es la abismal diferencia que hay entre las diferentes dificultades que nos presenta el juego. Más del 90% de mi experiencia con este videojuego ha sido con una dificultad no demasiado difícil. Esto se traducía en una experiencia nada real, puesto que aunque no era capaz de conseguir la pole, luego ganaba con bastante facilidad a pesar de tener el tercer peor coche de la parrilla. Las carreras iban perdiendo su aliciente, hasta que finalmente llegué a una escudería puntera como Red Bull Racing. En ese momento la diferencia ya era bochornosa.
El 10% de mi experiencia restante ha sido una búsqueda infructuosa de una dificultad más realista. Si bien creía haber dado con la tecla, más tarde me daría cuenta de que no era sí. Con una dificultad considerable, conseguí que la clasificación con el peor coche de la parrilla fuese realmente frenética. Sudé lo que no está escrito para conseguir mis objetivos, y ni siquiera pude optar a la segunda tanda clasificatoria. En carrera, sin embargo, se me hundió la jugabilidad.
Obviamente, con el peor coche de la parrilla y habiendo sufrido tanto en la clasificación, poco podía hacer en carrera. Sin embargo, con una magistral maniobra en el inicio de la carrera en Albert Park, conseguí quedarme octavo tras la primera curva. Sabía que no era mi posición real y que poco a poco iba a ir perdiendo posiciones. Sin embargo, aunque los coches que estaban por delante mío cada vez se alejaban más. El tren que estaba creando detrás mío no conseguía adelantarme. Pero la IA del videojuego me demostró que no es muy inteligente.
La IA no sabía cómo adelantarme limpiamente. A sabiendas de la inferioridad de mi coche, ni siquiera me defendía en las rectas. Sabía que mis perseguidores eran mejores y no me importaba perder posiciones. Mi objetivo era terminar por delante de mi compañero de equipo y al menos en la decimoquinta plaza. Sin embargo, la IA no paraba de embestirme y chocarme en cada intento de adelantamiento. Era una tortura, tenía que hacer una media de dos o tres flashbacks en cada vuelta, y eso que estaba dando todas las facilidades (excepto frenar) para ser adelantado. Es más, en el tramo comprendido entre las curvas 10 y 11 incluso provoqué involuntariamente la descalificación de dos pilotos. En otro intento fallido más de la IA por adelantarme, provocó que dos coches delante mío colisionasen entre ellos, dejando a dos pilotos fuera de carrera y a otros dos descalificados por provocar las colisiones.
Eso era más de lo que podía aguantar, por lo que desde esa carrera no he vuelto a tocar el juego. Este año tengo previsto comprar el F1 2018 (siempre y cuando la F1 real me vuelva a dar alegrías y carreras trepidantes), y espero que este tipo de errores sean subsanados. No quiero que el juego sea demasiado difícil; pero tampoco que sea demasiado fácil. Una F1 realista ya se que es imposible, pero me gustaría que con el peor de los coches me cueste puntuar, aunque termine haciéndolo.
Más allá de la jugabilidad, la verdad es que yo nunca le saco partido al multijugador, puesto que me centro en el modo trayectoria. Es el motivo por los que me compro los juegos de F1. Porque quiero empezar desde lo más bajo y escalar hasta lo más alto. Y la verdad sea dicha, el F1 2016 tiene una trayectoria que me ha gustado. Lo único que echo de menos es un poco de iniciativa y el poder seleccionar pilotos femeninos (aunque sea para que las posibles usuarias de estos videojuegos se sientan más identificadas cuando juegan en modo trayectoria).
Echo en falta también un poco de realismo. En mis dos temporadas y media que he jugado en el modo trayectoria de este videojuego, no he sufrido ningún abandono por problemas del coche. Entiendo que no ha de ser lo normal, pero en varias carreras (unas cinco que yo recuerde), a media carrera el ingeniero me avisó de que mi motor empezaba a mostrar signos de desgaste y que aflojase el ritmo. Haciendo caso omiso a las indicaciones, la verdad es que lo único que sufrí fue una penalización de uno o dos segundos por vuelta, por lo que mi primera plaza no corría peligro. Es más, recuerdo que en una de esas carreras la quinta marcha de mi monoplaza se rompió, por lo que tenía que pasar de la cuarta a la sexta. Ahí sí que aprecié cómo mis perseguidores se me iban acercando, y finalmente llegué a la meta como líder de un pequeño trenecito que monté. Pero nunca se me ha roto el motor, y eso que lo he forzado mucho.
En definitiva, un videojuego que me gusta pero con grandes oportunidades a mejorar. En el supuesto de que adquiera el F1 2018, me gustaría ver un producto más real (sin necesidad de que sea una simulación, puesto que de ser así soy consciente de que no duraría ni dos curvas sobre el asfalto).