Day of Defeat


Hoy he escuchado rumores sobre que cierto shooter actual con bastante fama puede volver a ambientarse en la Segunda Guerra Mundial, por lo que he visto acertado hablar de uno de los juegos que más me ha gustado en este aspecto: el Day of Defeat.

El juego mezclaba el clásico shooter en primera persona (First Person Shooter) con la defensa y captura de banderas; a lombientado, como ya he dicho, en la Segunda Guerra Mundia. Puesto que ganaba el bando que conseguía conquistar todo el mapa. Este detalle me gustaba muchísimo, porque acostumbrado como estaba a jugar al Counter Strike de la época, esta nueva jugabilidad me pareció novedosa y lo hacía más atractivo.

Los gráficos a día de hoy puede que no sean algo a destacar, pero teniendo en cuenta que el juego original (sin contar su revisión, el Day of Defeat Source) es de 2003, pues son algo a mencionar. El hecho de que el mapa fuese parcialmente destruible (muy pocas zonas, pero algo de destrucción de mapas ya había) era algo que a mí me volvía loco por aquel entonces.

Como siempre ha pasado en las comunidades de todos y cada uno de los diferentes videojuegos, hay ciertos mapas que siempre han destacado. En el caso del Day of Defeat eran Avalanche y D-Day. Personalmente, dudo mucho que jugase más de media hora a cualquier mapa que no fuese uno de estos dos. Aunque también he de decir que el D-Day me parecía bastante sencillo para el bando aliado, ya que pocas veces el eje conseguía defender las zonas. Como dato curioso, en éste mapa conseguí cierta habilidad para infiltrarme en campo enemigo y destruir las zonas en un orden bastante poco habitual.

En definitiva, un juego de esos de los que sueñas con una nueva versión, como hicieran en su día con el CS:GO. Valve, si estás leyendo esto, por favor haz una especie de DoD:GO.

Quantum Conundrum


El director de este juego de plataformas trabajó en la saga Portal, cosa que se nota bastante. Un juego de no demasiada duración pero con una dificultad bastante aceptable nos mostrará diferentes dimensiones que podremos controlar más o menos a voluntad.

El juego comienza de un modo bastante simple. Eres un niño de 12 años al que le encanta ir a casa de su tío científico, pero esta vez algo será diferente. Sabes que tu tío no es muy social, pero ahora ni siquiera puedes verle; escuchas su voz pero parece que tiene lagunas en su memoria.

Pronto te dirá que, muy a su pesar (puesto que tu tío odia que toquetees sus inventos) que tendrás que hacerte con su último invento: un guante capaz de moverse en diferentes dimensiones: la normal, la ligera, la pesada, la ingrávida y la del tiempo ralentizado. Este hecho hará que te embarques en diferentes alas de la casa, teniendo que completar puzzles cada vez más difíciles hasta llegar al desenlace del juego.

El juego contiene pasillos que unen cada uno de los niveles de un modo bastante fluido. Además, estos pasillos son muy similares entre ellos, y cuando ya empiezas a estar un poco mosqueado por la falta de originalidad de los creadores, la voz en off de tu tío dice que eso es así por cierto motivo (vamos, que está hecho a propósito).

Personalmente, es un juego que me gusta mucho y que suelo rejugar de vez en cuando, al igual que la saga Portal. El hecho de saberme la solución de los puzzles resta un poco de calidad a la experiencia, pero la verdad es que disfruto de otra gran cantidad de detalles.

En definitiva, un juego que todos aquellos jugadores que disfrutaron de Portal deberían disfrutar. Lamentablemente, su duración no es muy larga (al igual que pasó con el Portal original), por lo que hay que saber administrarse muy bien las ganas de jugar si no te lo quieres ventilar en un fin de semana.