El director de este juego de plataformas trabajó en la saga Portal, cosa que se nota bastante. Un juego de no demasiada duración pero con una dificultad bastante aceptable nos mostrará diferentes dimensiones que podremos controlar más o menos a voluntad.
El juego comienza de un modo bastante simple. Eres un niño de 12 años al que le encanta ir a casa de su tío científico, pero esta vez algo será diferente. Sabes que tu tío no es muy social, pero ahora ni siquiera puedes verle; escuchas su voz pero parece que tiene lagunas en su memoria.
Pronto te dirá que, muy a su pesar (puesto que tu tío odia que toquetees sus inventos) que tendrás que hacerte con su último invento: un guante capaz de moverse en diferentes dimensiones: la normal, la ligera, la pesada, la ingrávida y la del tiempo ralentizado. Este hecho hará que te embarques en diferentes alas de la casa, teniendo que completar puzzles cada vez más difíciles hasta llegar al desenlace del juego.
El juego contiene pasillos que unen cada uno de los niveles de un modo bastante fluido. Además, estos pasillos son muy similares entre ellos, y cuando ya empiezas a estar un poco mosqueado por la falta de originalidad de los creadores, la voz en off de tu tío dice que eso es así por cierto motivo (vamos, que está hecho a propósito).
Personalmente, es un juego que me gusta mucho y que suelo rejugar de vez en cuando, al igual que la saga Portal. El hecho de saberme la solución de los puzzles resta un poco de calidad a la experiencia, pero la verdad es que disfruto de otra gran cantidad de detalles.
En definitiva, un juego que todos aquellos jugadores que disfrutaron de Portal deberían disfrutar. Lamentablemente, su duración no es muy larga (al igual que pasó con el Portal original), por lo que hay que saber administrarse muy bien las ganas de jugar si no te lo quieres ventilar en un fin de semana.
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